Ya terminé el genial bálsamo labial de macadamia y karité de la marca Mildeen, y compré uno de vainilla de Yves Rocher pero lo tengo sin estrenar.
A falta de empezarlo, actualmente uso éste. Es un bálsamo cuyo monísimo envase entra por los ojos: una preciosa cola de sirena en color azul turquesa con hermosos reflejos metálicos / nacarados en rosa, plata y azul. Es tan bonito que lo tengo en la repisa del espejo del baño, a modo de decoración. Lo compré por eso, porque me enamoré nada más verlo, y suma que tiene aroma a vainilla.
El "bálsamo" en sí... yo diría que es vaselina pura y dura. No me importa, pues realiza su función perfectamente y deja los labios humectados durante largo tiempo. Puede que sea una hidratación superficial, y para un cuidado intensivo o si nuestros labios se encuentran muy secos sería mejor usar un bálsamo o producto específico. Pero en condiciones normales este producto me basta: ya he utilizado vaselina en los labios, ¿quién no?. Aunque hace años que me pasé a los bálsamos, pero la otra me sigue gustando.
Y el aroma a vainilla huele muy bien, si bien es sutil y se le echa en falta más intensidad. De cualquier forma; entre la textura y el olor, la sensación que deja en los labios es muy agradable.
Escasa cantidad: lo tengo poco tiempo -un mes o por ahí- y aplicándolo una o dos veces al día ya se ve el fondo. El envase engaña: es grandecito pero producto trae poco. No le doy ni un mes más de duración. Aunque el envase me lo quedaré, ya lo creo.
Escasa cantidad: lo tengo poco tiempo -un mes o por ahí- y aplicándolo una o dos veces al día ya se ve el fondo. El envase engaña: es grandecito pero producto trae poco. No le doy ni un mes más de duración. Aunque el envase me lo quedaré, ya lo creo.
Costó 2 euros en Druni. Había otros modelos, como el de la concha blanca.
NOTA: 8 / 10