Estas pequeñas paletas de Rimmel London poseen una calidad sorprendente.
Son sombras increíblemente finas y sedosas y gozan de una textura excelente, consiguiendo un color puro y uniforme. Pueden utilizarse en mojado para aumentar su intensidad, lo cual no es necesario dado que aplicadas en seco ya pigmentan de manera excepcional. No se cuartean, y se trabajan y difuminan fenomenal. Duran puestas muchas horas y si aplicamos una buena prebase no se moverán del sitio hasta que desmaquillemos. No puedo ponerles un solo "pero". El envase es un poco simplón, pero en lo que importa, son perfectas.
Mi tono es "Pinkadilly Circus", cuyo protagonista indiscutible es el rosa. Son unas sombras realmente bonitas y tienen un acabado satinado precioso. Las dos sombras más claras son algo más brillantes, pero no es un brillo exagerado ni basto.
- Tenemos un vino / burdeos precioso: la sombra más oscura de la paleta e idónea para realizar ahumados o looks más intensos. Le doy muchísimo uso.
- Debajo hay un rosa salmón: divina, la sombra que más utilizo del estuche. Es un tono casi nude enormemente favorecedor, queda perfecto en maquillajes naturales.
- Dos sombras claras e ideales para iluminar. Son iguales, solo que una tiene matiz blanco / plata, y la otra reflejo rosado. Las uso mucho en el arco de la ceja, por supuesto; con mesura y perfectamente difuminadas.
- La de en medio, la fuchsia. Es un color chulísimo aunque no me parece muy ponible. Me encantan las sombras rosadas, pero no me suelo pintar los ojos con fuchsia. Todo sería probar en algún ahumado, o como pequeño y sutil toque, mezclando, y cosas así.
Quitando la fuchsia, el resto ya digo que las uso muchísimo. La vino y la salmón son de las sombras que más utilizo para diario.
El precio de esta pequeña maravilla es tan solo de 5 euros, aunque la adquirí hace unos años. Como siempre, ojo en dónde compremos, pues recientemente he estado en perfumerías donde tenían estas paletas a 7-8 euros.
NOTA: 9 / 10