viernes, 2 de febrero de 2018

Manteca de Karité - Terre d´Ecologis


Llevaba siglos leyendo lo maravillosa que es para el pelo, y por fin me estrené con la archiconocida manteca de karité. Es un potentísimo regenerador natural de piel y cabello: previene el envejecimiento y nutre el cutis a lo bestia, calma pieles irritadas, suaviza arrugas, cicatrices y estrías, actúa como protector solar, repara y revitaliza el cabello y le previene daños futuros, etc etc.

Junto con mi adorado aceite de coco y mascarillas caseras como la de yogur natural (el otro día me la puse y madre mía cómo dejó el pelo), la manteca de karité se ha convertido en uno de mis productos estrella en cosmética

Al igual que con aceites como el de coco, el de argán, etc: asegurarnos de que cuando compremos manteca de karité sea pura del todo, no cremas que llevan un poquito de extracto. Debe ser la manteca pura, directa de la planta y totalmente natural, sin ningún ingrediente añadido. 

La mía es de la marca francesa Terre d´Ecologis, y especifica ser producto bio / orgánico. Procede de Burkina Faso (el karité es originario de África). De hecho, he leído que la mejor manteca de karité es la de Burkina Faso, Costa de Marfil, Sudán y Mali, ya que les crecen los árboles de karité de mejor calidad debido al subsuelo de esas zonas. Por lo que ya partimos de que esta manteca concretamente, será buena buena.

PIEL: la aplico muchas noches como sustitución de la crema facial, y tras despertar y limpiarlo, el resultado es un cutis increíble. Vale que yo ya tengo de por sí muy buena piel y por ello raro es el producto que no me deja el cutis de cine, pero con algunos sí noto diferencia y la manteca de karité es uno de ellos. Nutre inmensamente y aporta una luminosidad brutal, quedando la tez radiante y suavísima. En lo de prevenir o suavizar arrugas no puedo opinar porque aún no se ha dado el caso, pero como cuidado básico de una piel sin problemas, reitero que es espectacular.

Cuando termine mi crema actual estoy pensando en comprar dos tarros de manteca: una para el pelo y otra para el rostro todas las noches y mañanas, y dejar de usar cremas faciales. Si la manteca de karité (y otros productos naturales) dejan la piel así, ¿para qué aplicarme cremas comerciales compuestas de ingredientes artificiales?. Además, a diferencia de los aceites la manteca se absorbe enseguida en la piel y no la deja grasienta ni nada, por lo que podemos aplicarla no solo por las noches antes de dormir, sino también por el día. Quizá a pieles muy grasas les deje el cutis algo brillante pero todo es probar. El mío es normal-mixto y la manteca no me produce grasa ni me deja la piel brillosa ni nada, es como si me aplicara una crema. Hasta en eso es fantástica.

Alguna vez me la pongo en los labios, y es un bálsamo magnífico. Los deja increíblemente nutridos y regenerados. En el cuerpo no la he utilizado.

CABELLO: lo deja monumental (poco o nada que envidiar al aceite de coco). Reparadísimo, fortalecido, bien nutrido pero sin engrasar, y ante todo, mega-suave. He utilizado esta manteca tras decoloraciones que me dejaban el pelo hecho polvo, y siempre me ayudó inmensamente a recuperar su buen estado. Aunque también la utilizo cuando tengo el pelo sin problemas e igualmente va de fábula, a modo de prevención de daños y otorgarle una suavidad brutal. Y no sé si le pasará a más mujeres, pero a mí se me alisa un montón. Ya lo tengo muy liso pero un poco ondulado en medios y puntas, y me viene de perlas si algún día me apetece llevarlo liso del todo.

La utilizo como mascarilla pre-lavado antes del champú. Aplico sobre cabello seco y dejo actuar cuantas más horas mejor; incluso una noche o un día entero si no salgo de casa. Luego lavo con champú y mascarilla comerciales, y vaya cómo se queda el pelo...

Eso sí: las primeras veces, una vez lavado el pelo quedaba muy endurecido y apelmazado, con restos de manteca literalmente pegados al cabello. Me lo tenía que  volver a lavar o disimular ese día recogiéndolo en un moño. He ido controlando el tema y por suerte ya no me sucede eso, y creo que la clave está en no pasarse con la cantidad, y en después lavar MUY bien.

He leído a mujeres diciendo que dejaron de usar la manteca por ese motivo, y por eso, ANIMO a que no os déis por vencidas y sigáis probando hasta que se os quede el pelo bien. Yo estuve a punto de dejar de usarla porque me daba mucho asco cómo quedaba al principio, pero reitero que moderando la cantidad y lavándolo muy bien, eso no ocurre, y al revés: deja el pelo alucinante.


Como buena manteca, es muy sólida. No me da problemas: rasco con el dedo y luego ese trocito lo froto entre los dedos y enseguida se vuelve más cremoso / líquido, y así se aplica en el rostro con toda comodidad. Eso sí: para el pelo, al utilizar más cantidad, sí es recomendable calentar la manteca para volverla más líquida y hacer cómoda su aplicación por todo el cabello.

Huele de maravilla. Es un olor muy neutro y delicado pero super agradable y sutilmente exótico, me recuerda como a una mezcla de olores entre coco y almendra.

La compré en Carrefour. En la web señala 5.10 euros pero allí costó 4.95. Genial de precio. El tarro solo trae 100 ml pero cunde lo suyo: lo tengo desde hace varios meses y todavía queda como un tercio o más de producto, y eso que la uso sin parar. 

Me gusta mucho el tarrito, entre lo pequeño, ligero y cómodo que es, y la decoración estilo árabe en el dibujito de la tapa.

Por 5 euros, durando tantos meses y con esos resultados, repito seguro. Manteca de karité: uno de mis mayores descubrimientos en belleza de todos los tiempos.

NOTA: 10 / 10