Aquí comenté mi descubrimiento del gorro de dormir: sin exagerar, lo mejor que le ha ocurrido a mi cabello. Hace 11 meses y desde entonces no he dormido una sola noche sin él, se ha convertido en imprescindible. Tengo tres gorros de satén, todos de SHEIN. Los genéricos costaron entre 50 céntimos y un euro, y el de Harry Potter, 2. Tuve un cuarto pero ahora lo uso cuando me lavo el pelo (me pongo el gorro mientras actúa la mascarilla). Y un quinto que tiré porque su banda elástica quedaba un poco apretada y despertaba con marca en la frente.
Tras este primer año adicta al gorro de dormir, decidí dar el paso adelante y comprar uno de seda. Son más caros pero si resultaban todavía mejores que los de satén, pues imagina. Aunque muy difícil iba a ser, ya que los de satén me funcionan de maravilla.
Lo adquirí en Amazon y costó 30 euros. De la marca Umisleep, es 100% seda de morera -excepto la banda elástica que es poliéster-. Seda por ambos lados (hay gorros que solo lo son en la parte de dentro y por fuera es satén). Elegí el color azul noche y la foto engaña: parece más intenso y violáceo pero en persona es azul oscuro apagado, si bien es bonito. La caja luce una presentación magnífica e incluye papeles certificando que es seda auténtica, así como una muestra de seda para quemarla con cerilla y verificar que es seda real. Tenían modelos con cintas que se atan en lazo pero esos me parecen un incordio: acostumbrada a gorros con banda elástica sin más, quería uno así de sencillo, que no tuviera ningún añadido. Por eso me decanté por éste, que lleva un lazo en la frente pero no tiene esas cintas que se atan.
Lo tocas y efectivamente se nota que es seda: tejido más fino, deslizante, suave y delicado. Por eso hay que tratarlo con más cuidado y lavarlo a mano, y llamadme hereje pero ya solo por eso prefiero el satén. Esos gorros puedo manipularlos como quiera, los lavo en lavadora, llevo un año durmiendo con ellos todas las noches y siguen intactos, aguantan lo que les eches. El de seda ya veremos. Y eso de que es más suave... la seda se siente más delgada, pero anda que el satén no es suave también. Todos mis gorros de satén, al tacto son una gozada.
Lo importante: ¿se nota diferencia a la hora de dormir? en mi experiencia, NO. Tú palpas la seda y vale que es muy fina y suave... pero una vez puesto en la cabeza, por la noche no me hace nada que no me hagan los gorros de satén. Igual de cómodo, no noto que lo llevo puesto, duermo de lujo y despierto con el pelo igual de bien. Consultar mi reseña de los gorros de satén para leer los múltiples beneficios que aportan. El de seda, todo idéntico. Vamos, que me da lo mismo usar gorro de seda que de satén. Lo que hago es que cuando duermo con el pelo limpio, ahí uso el de seda para no mancharlo. Y si aplico tratamiento o aceite en el pelo, entonces el de satén.
Fíjate que lo que más me gusta es la banda elástica: muy suave y queda un poco hueca / suelta, no pegada a la frente (pese a ello el gorro no se cae nunca) y por tanto no deja marca en la frente, lo cual puede suceder con algún gorro de satén dependiendo de lo apretada que tenga la banda -de mis cinco gorros de satén, solo me pasó con uno-.
Conclusión: igual
que el gorro de satén y 29 euros más caro. Funciona de diez, pero lo llego a saber y lo compra Rita. En la publicidad de los gorros de seda enfatizan que son mejores que los de satén = los cojones. Pensé que vería mejora y lo compré ilusionada, y menudo chasco. Otra pijada sobrevalorada e inútil con marketing "flautista de Hamelín", como tantísimos productos en cosmética.
NOTA: no me decido. Por un lado le pondría un 10 por funcionar igual de genial que los gorros de satén y lo excelente que es su banda elástica. Pero menuda gracia pagar 30 euros, cuando los otros hacen lo mismo por 29 euros menos.
El gorro de seda de 30 euros, y el gorro de satén Harry Potter de 2 euros que me hace lo mismo