He comentado diversos esmaltes Color Show de Maybelline, los cuales son de mis favoritos pues aúnan calidad sobresaliente con precio de risa (como los 60 Seconds de Rimmel London que también cuestan 2 euros).
Mi último Color Show es el "Blackout". No tiene ningún misterio: es el típico esmalte negro. Aunque no uno más, pues tal y como sucede con estos esmaltes de la popular firma neoyorkina, es producto 10.
El negro queda ultra-intenso, seca rápido y el acabado es impecable: brillante, uniforme y sin marquitas ni relieves. La cobertura es extrema y basta una pasada para conseguir un negro negrísimo -aunque yo siempre aplico dos o tres dependiendo del esmalte-. Dura intacto mucho tiempo en las uñas (increíble siendo negro) y tarda lo suyo hasta que se empieza a descascarillar: a mí me resiste como recién aplicado sobre dos días hasta que comienza a necesitar retoque, no como muchos esmaltes oscuros que el mismo día de ponértelos son vistos y no vistos. Es la desventaja de los esmaltes oscurísimos, que se deterioran más rápido que los claros.
Perfecto en todo. Además, hacía siglos que no utilizaba esmalte negro -prefiero otros colores-, pero gracias a Blackout me he vuelto a reenganchar a este tono en las uñas, tan sensual como rockero al tiempo que sofisticado y elegante.
Contiene 7 ml y cuesta 1.99 euros, aunque lo adquirí por 0.85 gracias a una oferta en Consum. ¡Genial!.
NOTA: 10 / 10