viernes, 9 de marzo de 2018

Mis 10 básicos de belleza


La lista no es cerrada, y conforme pase el tiempo podré ir creando nuevos listados y añadiendo descubrimientos que sustituyan a los presentes. Pero a día de hoy, éstos son mis imprescindibles en cosmética (sin orden de preferencia).

  • Perfumes y colonias con aromas golosos. Mis predilectas son las de vainilla, las de coco y las que huelen a chicle y similares. Mi favorita es la colonia de vainilla de Yves Rocher, seguida por las Monogotas de vainilla y coco de Mercadona. Me chiflan las fragancias Good Senses de la marca Prady (mención estrella para las de chicle, algodón de azúcar y fresas con nata). Para colmo, este tipo de fragancias suelen ser bastante económicas.
  • Lápiz o polvo para cejas negro: con este producto me pasa como a muchísimas mujeres con la máscara de pestañas o el corrector de ojeras: con solo maquillarme sutilmente las cejas mi cara se transforma y ya no hace falta aplicar nada más. La mayoría de días voy así a la universidad: cara lavada y a lo sumo pasada de polvo mate en el rostro y repaso un poco las cejas. Lápices negros para cejas me encantan el de Calvin Klein, el de Essence y el de Bourjois. Actualmente uso polvo: el genial Beautiful Brow Shaper & Eyeliner de Elizabeth Arden, en el tono Ebony. Es muy complicado encontrar productos para maquillar cejas en negro, pero por suerte alguno hay. A ver si los fabricantes se ponen las pilas y empiezan a ser conscientes de que el mundo no termina en las cejas rubias y castañas.
  • Rojo de labios: ¿existe algo más condenadamente sexy? (con permiso de la lencería erótica). Una barra de labios roja es imprescindible en cualquier arsenal de maquillaje, y en morenazas de pelo azabache es increíble cómo quedan unos buenos labios rojos. Mi rojo favorito es el que tiene tonalidad fría / azulada; odio los rojos cálidos y anaranjados. Ahora estoy acabando la barra Luxury de Elizabeth Taylor en el tono "glamorous" -rojo cereza-. 

  • Maquillajes en tonos rosas: desde muy suaves y naturales a los frambuesas, morados y fuchsias más intensos; de ninguna manera pueden faltarme labiales rosados. Junto con el rojo, el rosa es mi otro color imprescindible para labios (y rostro: sufro adicción por los coloretes rosas). Ídem con las sombras de ojos: me enloquecen los ahumados rosados naturales y al revés: violetas y morados intensos. Y con el pelo teñido de negro azulado los maquillajes en rosa quedan fabulosos.

    • Eyeliner negro en gel: los de tarrito + pincel, desde que los descubrí no puedo vivir sin ellos. Gracias a este producto pasé de que con los lápices tradicionales la raya negra no me durara nada y por lo general me dejaran un negro poco intenso, a llevar la línea intacta e hiper-negrísima durante todo el día o noche. Da igual las horas que pasen: no se va hasta que desmaquillo. Y un tarrito me llega a durar dos años. Mis favoritos son los de Bobbi Brown, Maybelline y L´Oreal.
      • Esmaltes de uñas: hasta hace unos años jamás los usaba. Desde pequeña me mordía las uñas, y para desviar la atención de ellas, pintarlas como que no. Hasta que por mis santos ovarios conseguí dejar de hacerlo y pasé de uñas horribles a tenerlas perfectas, y desde entonces he recuperado el tiempo perdido y me he convertido en la loca de los esmaltes. Mis predilectos: violetas, morados, azules, plateados, dorados, burdeos, vino, rosas, negros, rojos. Marcas favoritas: Maybelline, Rimmel London, L´Oreal, Max Factor, Revlon, Bourjois...
      • Recuperador Celular de Colágeno (Voltage): no es que no pueda vivir sin él, dado que solo lo he comprado dos veces, pero fue suficiente para pasar a considerarlo imprescindible. Lo compré desesperada tras realizar dos decoloraciones que me dejaron el pelo absolutamente exterminado. Ya lloraba pensando que tendría que cortarlo a lo chico, pero en ambas ocasiones se obró el milagro y conseguí recuperar mi cabello. Detalles aquí. He aprendido la lección y no pienso volver a decolorar, pero en caso de que se me volviera a destrozar tantísimo el pelo, tengo claro que volvería a utilizar este increíble producto.
      • Tinte negro azulado: mi básico capilar. Todos los meses me tiño con él; para mí llevar este color es como respirar. He ido rubia, pelirroja, castaña clara, con mi castaño oscuro natural... y nada: con ninguno me veo tan bien como con el negro negrísimo, y eso sin mencionar el mega brillazo que tiene. Y como ya soy morena de pelo y piel se me ve totalmente natural (extraño: mi pelo es castaño pero mis cejas son negras). El negro ébano también me gusta pero prefiero el azulado. He escrito varias entradas: cuidados del cabello teñido de negro, pautas para que quede bien, ventajas de llevar ese color, numeraciones, maquillajes, etc. Mis favoritos son los de marcas como Llongueras, Kolestint, Naturtint, Garnier, L´Oreal, Schwarzkopf, Nelly, Miss Magic, Azalea, Deliplus, etc etc.... me van bien todos.
      • Aceites, mantecas y mascarillas naturales para el cabello (y piel): mis grandes aliados para mantener mi pelo super nutrido y con cero sequedad y daño, pese a que me tiña todos los meses -aunque el tinte negro no machaca-. Los aplico como mascarillas que dejo actuar varias horas antes de lavar el cabello. Mención estrella para el todopoderoso aceite de coco, mis recientemente descubiertos aceite de cacahuete, aceite de sésamo y la fabulosa manteca de karité, el aceite de oliva, y mascarillas caseras como la de aceite de oliva y huevo, la de yogur natural, la de mayonesa, la de aguacate, la de miel, etc etc. Más información aquí. Y como mascarillas faciales también te dejan el cutis, que ríete de cualquier crema comercial.
      • Y por último pero no menos importante (de hecho, es lo esencial): buenos hábitos. De nada sirve que nos maquillemos fabulosamente o que compremos buenos productos si el cuidado no comienza desde el interior. Y no dormirse en los laureles: por muy buena genética que tengamos, a partir de los 25-30 años o se empieza una a cuidar a tope, o adiós. Para mí son regla de belleza pero ante todo de salud: comer muy bien y beber mucha agua, entrenar varios deportes -mención estrella para las artes marciales y deportes de contacto, los cuales entre millones de beneficios te dejan un cuerpo que flipas- y no limitar el movimiento al gimnasio, piscina y polideportivo; por ejemplo nunca uso ascensor, a veces hago ejercicio suave en casa y varios días me curro mis buenos kilómetros andando o en bici hasta la universidad, cero fumeteo y drogas, huir del sol -la piel lo agradece con creces-, dormir 8 horas largas y vivir tranquila y con cero estrés, etc etc. Eso sí: hay que cuidarse pero sin obsesiones y también divertirse, y no seré yo la que viva como una monja. Todo lo de arriba lo llevo a rajatabla y pese a que no necesitaba adelgazar he dejado de comer guarrerías y es lo mejor que he podido hacer, pero confieso mi único pecado ocasional: el alcohol. Ya no salgo tanto como hace 15 años, pero cuando lo hago me sigo pegando unos fiestones que tiemblan los Mötley Crüe y me encanta beber hasta el agua de la maceta. Pero reitero: de forma super puntual (puedo pasar meses sin salir). Fuera de eso jamás bebo alcohol, ni un mísero tercio: lo tengo 100% asociado a la fiesta.