La empresa británica de cremas Cyclax fue fundada en 1896 y cuenta con la garantía de la Casa Real Británica, tal y como puede leerse en su logo y productos. Resulta que la reina Isabel II contrató a una representante de Cyclax como asesora de belleza, y los productos de la marca empezaron a ser utilizados por miembros de la Casa Real. Esta relación mantenida en el tiempo entre la Corona y Cyclax provocó que en 1961 consiguiera la concesión de una Garantía Real de la Corona Británica, lo cual ha derivado hasta la actualidad en una fama muy productiva para esta marca.
Una de las señas de Cyclax es el uso de principios activos naturales para la formulación de sus productos, con ingredientes como el Aloe Vera, la lavanda, el té verde, el albaricoque... Cuenta con diversas líneas de cuidado facial y corporal adaptadas a las necesidades de cada tipo de piel, todo de calidad probada y a precios competitivos. No testan en animales.
Yo tengo el exfoliante facial de albaricoque. Se vende como limpiador vigorizante y exfoliante. Nutre y suaviza. El albaricoque contiene vitaminas A y E y es rico en ácidos grasos poliinsaturados y minerales: propiedades muy beneficiosas para la piel. Este producto puede utilizarse una o dos veces por semana.
Lo uso en el rostro, y también como exfoliante corporal.
Es muy suave: demasiado, de hecho. No es que sea ineficaz pues cumple su función perfectamente y deja la piel exfoliada, limpia y renovada. Pero no es tan potente como otros exfoliantes. Aunque en cierta forma se agradece, pues algunos son de gránulo tan duro que cuando estás frotando casi sientes que te van a arrancar la piel. En cambio, el de Cyclax es tan suave, deslizante y cremoso que parece que estés aplicando una crema convencional. No rasca apenas, lo que sumado a su agradable olor frutal -aunque yo no soy fan del albaricoque- hace de la exfoliación con este producto un ritual muy agradable. Se limpia con agua muy fácilmente, a diferencia de algún exfoliante con el que tardas siglos hasta conseguir retirar todos los gránulos.
Lo uso en el rostro, y también como exfoliante corporal.
Es muy suave: demasiado, de hecho. No es que sea ineficaz pues cumple su función perfectamente y deja la piel exfoliada, limpia y renovada. Pero no es tan potente como otros exfoliantes. Aunque en cierta forma se agradece, pues algunos son de gránulo tan duro que cuando estás frotando casi sientes que te van a arrancar la piel. En cambio, el de Cyclax es tan suave, deslizante y cremoso que parece que estés aplicando una crema convencional. No rasca apenas, lo que sumado a su agradable olor frutal -aunque yo no soy fan del albaricoque- hace de la exfoliación con este producto un ritual muy agradable. Se limpia con agua muy fácilmente, a diferencia de algún exfoliante con el que tardas siglos hasta conseguir retirar todos los gránulos.
Contiene 300 ml y me encanta que traiga tanta cantidad, pues tengo el tarro desde diciembre y usándolo todas las semanas no llevo gastado ni la mitad. Aunque a la hora de organizarlo en el baño o llevarlo de viaje es un formato aparatoso al tratarse de un tarro tan enorme. Claro que sin duda, me compensa lo primero.
Su precio marca 7-8 euros pero lo compré en una peluquería por 4: precio-chollo para un producto tan bueno. Vendían más cremas de esta marca como la facial de té verde, y cuando vuelva, si las siguen teniendo es probable que compre alguna para ver qué tal van.
Buenísimo, si bien se le echa en falta algo más de poder exfoliante.
NOTA: 9 / 10
Edito en agosto 2018: lo acabo de terminar, así que desde diciembre 2014, ¡me ha durado casi cuatro años!.
Edito en agosto 2018: lo acabo de terminar, así que desde diciembre 2014, ¡me ha durado casi cuatro años!.