De Maderas de Oriente siempre repito con el polvo matificante (mi polvo facial favorito de todos los tiempos y cosmético patrio por excelencia), y también tuve una vez el polvo bronceador. Asimismo, finalmente me animé con uno de los coloretes.
Los coloretes Maderas no son tan populares y míticos como el polvo matificante de la polvera verde, pero también llevan varias generaciones embelleciendo a las mujeres españolas. Abuelas, madres y nietas: estos rubores estuvieron y seguirán reinando en no pocos tocadores. Y al igual que el polvo, que este colorete lleve tantísimo tiempo a la venta, es prueba de que algo tendrá.
Resulta inconfundible su envase, con el mismo diseño que el del polvo pero en diferentes colores, así como su pequeño tamaño. Y serán pequeñitos, pero la cantidad de producto es generosa (5.5 gramos). Tuve uno de MAC de 3 gramos que me duró más de 15 años.
Muy pigmentados, aportan larga duración y contienen agentes hidratantes que cuidan la piel. Incluyen una pequeña borla aplicadora pero no me convence, prefiero aplicarlos con brocha.
Son 6 tonos mates inmensamente ponibles: Tierra, Sombra, Duna, Oasis, Arena y Siena. Lo mejor que les veo a estos coloretes es la infinita naturalidad y total adaptabilidad de sus seis tonos: estoy segura de que cualquier mujer coge cualquiera de los seis y le va a sentar de maravilla. Yo elegí el Sombra, un marroncito que queda divino en piel morena, pero cualquiera de los otros cinco me quedaría igual de bien.
Lo compré en Primor por 3 euros. Muy bueno, muy bonito y muy barato. No me gusta tanto como el polvo matificante, pero no dejan de ser unos coloretes magníficos.
NOTA: 9 / 10



