Mi primer producto de la grandísima firma Guerlain.
Qué decir de los clásicos Terracotta: desde hace décadas son los polvos bronceadores más icónicos, famosos y deseados. Una auténtica leyenda del maquillaje.
Nunca había usado un Terracotta, y tras hacerlo, desde luego su fama es bien merecida. Hay varios tipos y yo compré la versión Light. Como su nombre indica, son polvos bronceadores ligeros.
Proporcionan un tono ligeramente bronceado y sumamente natural, dando un aspecto impecable. La combinación de tonos suaves y vitales reflejan luminosidad y resplandor en el cutis. Alarga la duración del maquillaje y preserva la hidratación natural de la piel. Terracotta Light contiene un cóctel de ingredientes activos que contribuyen a un efecto de piel enérgica, despierta y con buen aspecto. Protege contra los radicales libres y la contaminación, proporcionando confort y bienestar. Su fragancia es cálida, adictiva y oriental y está formada por Ylan-ylang, flor de azahar, haba tonka y vainilla, y un toque final de almizcle blanco que imprime dulzura y magnetismo. De textura polvos compactos, Guerlain Terracotta Light son aptos para todo tipo de pieles.
Entre diversos colores, estuve indecisa entre el Foncé Doré y el Foncé Rosé. Son parecidos y al final me llevé el primero. Me lo recomendó la vendedora y yo también vi que era más adecuado para mi piel dorada. Posee partes rosadas / corales prácticamente imperceptibles, pero contribuyen a realzar e iluminar el tono bronce. La mezcla de los tres o cuatro colores deja un efecto bronceado majestuoso y bellísimo.
Por ser ya morena elegí esta versión light y acerté de pleno. El acabado es inmensamente delicado, elegante, discreto y fino. Ideal para usar todo el año.
Son brillantes, pero nada exagerado ni cantoso y ni mucho menos purpurinoso. A la luz del sol lucen fabulosos, radiantes pero naturales. Es la prueba de fuego para comprobar si un polvo es realmente bueno: mirarlo a la luz solar. Aporta un brillo ultra-natural, iridiscente, que ilumina el rostro pero sin que parezcas una bombilla. Me encanta. Siempre he preferido los coloretes y polvos de sol con brillo, satinados, como unas geniales perlas bronceadoras que tuve de Oriflame.
El resultado es ESPECTACULAR. Aportan un tono muy natural, al tiempo que la piel se embellece infinitamente. Dan una buena cara alucinante, te ves y te ven RADIANTE y reitero lo conseguido que está ese efecto tan suave y fino, con ese color y acabado que parece que surgen de la piel. Ya soy morena de piel y en mi caso es muy fácil que cualquier bronceador me quede estupendo, pero cuando pruebas estas calidades se nota.
La polvera es preciosísima en diseño, colores, calidad de los materiales.... puro lujo y estilo 100% clásico, como es habitual con los cosméticos Guerlain y particularmente con los Terracotta. Contiene 10 gramos.
Si su resultado en el rostro y estética del envase ENAMORAN, no olvidemos el olor... ¡madre mía qué bien huele este polvo!. Como a perfume oriental, de argán o avainillado, profundo, exótico.
Si su resultado en el rostro y estética del envase ENAMORAN, no olvidemos el olor... ¡madre mía qué bien huele este polvo!. Como a perfume oriental, de argán o avainillado, profundo, exótico.
Costaron 42.95 euros en Douglas. Ahora marcan 35.95, en Sephora 36.55, y en Druni 28.95. Vale que los compré hace meses, pero seguro que también habrían salido más baratos en otros sitios. Es lo malo de comprar maquillaje sin mirar antes, y mira que siempre lo hago, comparar en varias tiendas... pero esa vez no lo hice. Ocurrió lo mismo con una sombra de Clarins, que en Douglas me costó 20 euros y después vi que en Druni la tienen a 13, y a 14 y 16 en más tiendas. Y no solo con firmas caras: me quedé flipando cuando el otro día compré la Dream Matte Mousse de Maybelline, que en todos los sitios vale 6.99 euros... y en Douglas costaba 13.95, el doble!!!!!!!!!!. Aquí sí que no me pillaron.
A excepción de marcas baratas y con precios fijos como por ejemplo Essence, no vuelvo a comprar maquillaje de alta gama en perfumerías Douglas. Que timen a otra.
Todo lo contrario puedo decir del fascinante Terracotta: si lo llego a saber me lo hubiera comprado muuuuuuuucho antes.
Todo lo contrario puedo decir del fascinante Terracotta: si lo llego a saber me lo hubiera comprado muuuuuuuucho antes.